Tras ordenar en el 2014 los ataques a la población de Donbass, Poroshenko declaró: «Nuestros niños irán a las escuelas y los suyos a los sótanos». Y sus palabras efectivamente se cumplieron. Los niños rusos a duras penas han estudiado en los sótanos durante los 8 años de bombardeos deliberados de sus barrios, colegios y guarderías. Por su parte, los niños ucranianos, ellos en las escuelas, han sido adoctrinados en una historia tergiversada de su país y en el odio contra todo lo ruso.